Cuando comenzamos a conocer la fe y a caminar de la mano de la Iglesia empezamos a descubrir y encontrarnos con muchas tradiciones que tal vez repitieron nuestros padres y abuelos, y que ahora que han llegado a nosotros, nos toca ser la generación que continúe con la tradición, nos preguntamos: ¿y para qué?
Este no pretende ser un artículo de historia ni de Biblia, por lo que solo contaré brevemente dónde nace una antigua tradición de la Iglesia que hace parte del tiempo litúrgico: la Cuaresma.
La Cuaresma es el momento del año en que la Iglesia se une, durante cuarenta días, al Misterio de Cristo en el desierto, tiempo en que Nuestro Señor cumplió perfectamente la vocación de Israel (recuerden que en el Antiguo Testamento, después de huir de Egipto, Israel tentó a Dios una y otra vez durante cuarenta años en el desierto).
Durante este tiempo Cristo se enfrenta al sufrimiento humano y a sus flaquezas, pues siendo Dios sintió hambre y siendo Dios fue tentado, pero venció el pecado y se sobrepuso a la tentación para demostrarnos que sí es posible, y que hay tres formas de vencer la tentación. Estas las veremos más adelante.
¿Cuál es entonces el sentido de la Cuaresma?
Hay muchos aspectos de nuestra vida que nos alejan de Dios. Pueden ser aspectos mayores, como un pecado grave en el que tendemos a caer; o pueden ser aspectos menores, como pequeñas actitudes que tenemos en nuestro día a día que no nos permiten tener una relación plena con Dios.
Si quieres vivir una Cuaresma provechosa, te recomiendo que tomes nota de los siguientes tips:
1. Identificar tus flaquezas
Busca un lugar tranquilo donde puedas escribir sin interrupciones –si puedes estar en una capilla sería ideal- y prepárate para abrir tu corazón a Dios. Piensa en todas los últimos pecados que has confesado y piensa en cuál fue la secuencia de pasos anteriores al pecado. Concéntrate solo en el pecado que más comúnmente confiesas o aquél que más tristeza te da.
2. Habla con Dios
Hay muchas formas de hablar con Dios. Puedes hablarle en una conversación fluida, como a un amigo, cuéntale sobre tus dificultades, de cuánto te cuestan, pregúntale cómo cambiar, pídele ayuda.
También puedes acudir a las oraciones de la Iglesia –el Padrenuestro, el Ave María, el Gloria etc.-, a la liturgia y a la meditación de la Biblia (principalmente el Evangelio) -¿Qué me dice Dios hoy?
Por último, y esta suele ser el tipo de oración que más sirve durante la Cuaresma, ten una oración vívida, real, contundente. Este es el tipo de oración que nos cuesta tener. Es aquella en la que nos enfrentamos con Dios, donde Él nos muestra de forma clara aquello que debemos cambiar de nosotros mismos y donde pedimos auxilio cuando estamos a punto de caer (es necesario tener cuidado porque existe el peligro de evitar pedir este auxilio, a pesar de saber que lo necesitamos).
3. Evita lo que te hace caer
Muchas veces, como si fuésemos acróbatas del Cirque du Soleil, caminamos en la cuerda floja, siempre viendo en qué momento damos un paso en falso y caemos. La Cuaresma es el momento perfecto para ayunar de todas estas cosas (identificadas previamente) que nos hacen caer. No se trata solamente de dejar de comer o de abstenernos de carne y pollo. Aprovecha esta Cuaresma para ayunar y abstenerte de todas aquellas cosas que te hacen caer y que te apartan de Dios.
4. Preocúpate por los demás
Nada nos ayuda más a salir de nosotros mismos y de los defectos ajenos que ayudar. Existen muchas formas de hacerlo. Puedes ir a una organización caritativa y ser voluntario. Puedes donar una parte de tus ingresos a caridad. O puedes simplemente ayudar en las pequeñas acciones del día a día en tu casa o en el trabajo.
¿Cuánto debemos ayudar, cuánto debemos dar? “Da hasta que te duela”, diría la Madre Teresa.
¡Este año vive una Cuaresma distinta, vive una Cuaresma centrada en Dios! Si quieres conocer sobre los tabúes de la la Cuaresma te dejamos este artículo
Comments