¿Puedo ser fiel a una sola persona el resto de mi vida? ¿No me aburriré con una sola persona? ¿Eso de amor eterno existe? ¿Se puede ser realmente fiel?
Te aseguro que alguna vez te has planteado todas o alguna de estas preguntas… y si has estado, o estás, enamorado sientes que son innecesarias porque sabes perfectamente que el amor todo lo puede, que claro que puedes ser fiel, nunca te aburrirás porque lo/la amas.
Sin embargo, ¿qué pasa si se acaba el amor?
Una vez escuché una frase que nunca he podido borrar de mi cabeza y que incluso yo he utilizado en muchas oportunidades: “Uno está a dieta pero puede ver el menú”. Es lo que respecta a relaciones amorosas, esta frase resume que aunque estés con alguien, puedes ver a los lados y analizar cuáles son tus opciones, más allá que no las vayas a tomar.
Hoy la fidelidad es una de las cosas más deseadas en una relación de pareja, aunque no sea algo que todo el mundo comente y exprese como el mayor deseo. Es un anhelo profundo porque es algo que escasea en la mayoría de las relaciones y a lo que el ser humano está llamado: a pertenecer en plenitud.
La libertad vs. la fidelidad – ¿Por qué hoy en día la gente no es fiel?
En la sociedad moderna el concepto de libertad lo tenemos sobrevalorado. Pensamos que en la medida que actuemos sin límites y hagamos lo que se nos antoje, somos más libres. Por esta razón la fidelidad no es un concepto que atraiga a las personas. ¿Atarme a alguien más por el resto de mi vida? ¡NO! Eso sin duda alguna me resta libertad…
El problema no está en que la fidelidad me haga menos libre o no. El problema está en el mal concepto que tenemos de libertad… La libertad, es la capacidad de escoger entre un bien y un bien mayor. ¿Cómo? ¿Según quién? Si Dios nos hizo para el bien y nos hizo libres, la libertad nunca permitiría o estaría orientada a hacer lo contrario al bien.
La fidelidad y la libertad no son dos enemigos. Al contrario, crecer en fidelidad supone crecer en libertad; perder libertad supone ser menos fiel. La fidelidad es acto libre que se extiende, que se prolonga a lo largo de la vida; que abarca y da forma a todo un montón de decisiones sobre aspectos particulares y parciales de la existencia y que toma en cada momento la forma de esas decisiones particulares.
Lo que hace grande a la fidelidad es la posibilidad de ser infiel. Si no pudiéramos ser infieles nuestra fidelidad no tendría mérito ni gloria.
“Dios no nos impone una obediencia ciega, sino una obediencia inteligente” (Es Cristo que pasa, 17, San Josemaria Escrivá)
La fidelidad hasta que la muerte los separe
¿Puedo ser fiel a una sola persona el resto de mi vida? ¿No me aburriré? ¿Alcanzará solo el amor?
Si estás pensando en un noviazgo o un matrimonio como la típica historia de Disney; donde no pasa nunca nada malo, los enamorados cantan canciones en medio de un bello paisaje y vivieron felices para siempre… estás MUY equivocado. Incluso me atrevería a decir que por eso la mayoría de los noviazgos (y luego matrimonios) fracasan.
Nadie nunca nos lo ha asegurado; incluso el mismo Jesucristo dijo:
“Quien quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz de cada día y sígame”. (Lucas 9, 23)
¿Qué sucede hoy en día? Tu pareja “deja” de hacerte feliz, se “vuelve” aburrida, se “terminan” los tiempos de novedad y aunque sabemos que estamos a dieta, comenzamos a investigar cual es el menú. En ese momento donde comenzamos a buscar opciones es cuando la fidelidad se quiebra y se nos olvida que el amor no se trata de que nos hagan felices, que uno mismo se divierta o incluso que sean cumplidas mis expectativas personales. El verdadero amor trata de hacer feliz al otro, de cumplir los sueños del otro y entregarse al otro en la mejor manera posible. Si cada uno en la pareja se dedica a hacer esto, serán felices.
El amor no alcanzará el resto de tu vida…el amor va evolucionando según las etapas de la vida. Si tú conoces por amor a las mariposas en la barriga, no no durará el resto de la vida. Pero si llamas amor a esa entrega verdadera; eso nunca se acaba, se transforma, se renueva y se enriquece. Esa renovación y esa entrega te ayudarán a permanecer dentro de tu dieta y si llegases a salirte, sabrás que siempre hay un lunes para volverla a comenzar… porque como mencionamos anteriormente de eso se trata la fidelidad, de siempre renovar una opción.
No te puedo garantizar que siendo fiel tendrás aventuras el resto de tu vida y que nunca te aburrirás. Pero sí te puedo garantizar que la entrega desinteresada e incluir a Dios en tu relación, sí es una aventura, que tendrás muy poco tiempo para aburrirte y que ni cuenta te darás que hiciste la mejor dieta de tu vida.
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