¿La extrema mortificación del cuerpo es correcta?
La mejor mortificación suele ser moderada. Esto significa, además de renunciar a la carne o algún otro alimento favorito los viernes, aprendemos a hacer cosas más pequeñas. Como: dejar de usar sal en la comida.
Respuesta
La mortificación ha sido durante mucho tiempo una herramienta aceptada en la batalla por la perfección cristiana. Santo Tomás de Aquino dijo que las personas en la vida religiosa, por ejemplo, sólo podían llegar a ser santas si se desprendían de las cosas de este mundo (véase su respuesta en la Summa Theologiae, II.2, Pregunta 186. Artículo 3).
Sin embargo, no necesitamos imitar las formas extremas de mortificación practicadas por algunos santos. Eso podría ser contraproducente, porque nuestra tendencia es "compensar" con la mortificación en aquello que nos hemos metido.
La mejor mortificación suele ser moderada. Esto significa, además de renunciar a la carne o algún otro alimento favorito los viernes, aprendemos a hacer cosas más pequeñas. Como: dejar de usar sal en la comida. Podrías ducharte con agua más fría, o saltar de la cama en el primer sonido de la alarma en la mañana.
Estos pequeños actos de mortificación nos ayudarán mucho a disciplinarnos, a formar la voluntad y también pueden ofrecernos en reparación por nuestros pecados y por los pecados del mundo. La clave es mortificarse por un motivo espiritual.
El Catecismo en el número 2015 dice:
"El camino de la perfección pasa por la cruz. No hay santidad sin renuncia y batalla espiritual. El progreso espiritual implica la ascesis y la mortificación que poco a poco llevan a vivir en la paz y la alegría de las Bienaventuranzas: El que sube nunca deja de ir de principio a principio, a través de comienzos que no tienen fin. Nunca deja de desear lo que ya sabe.”
No tengas miedo de la mortificación. Pero no exageres, tampoco. Si tiene dudas acerca de una práctica en particular, consulte con un confesor confiable o director espiritual.
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